Basta de idealismos, estamos aquí y en este ahora, presente que se renueva en cada suspiro, en cada segundo, con una historia que es vivencia en el momento y diferente a otro. Transcurrir que nos incluye y nos llama, te solicita, te necesita. Una historia que se hace día a día y no que se encuentra acabada, estructurada y lista para ser impuesta y consumida por nosotros. Tenemos fuerza, hay que verla y diferenciarla de la telaraña que se formó por el transcurso de años de dejadez y abulia. ¿Porqué basta de idealismos? Por que se dice por ahí: -¡La juventud de hoy no tiene ideales! ¡A los jóvenes no les importa nada! Y esto lo dicen con caras graves y quejosas, pero lo más triste es que también lo dicen los propios jóvenes. ¿De dónde salen estas declaraciones? ¿De donde salen estos discursos? ¿Será que son impuestos? ¿Será que es necesario bombardearnos la cabeza constantemente con estas frases para justamente adormecernos? ¿Porqué cuando se hacen cosas se trata de acallarlo? ¿No querían jóvenes con ideales? Pero vuelvo al comienzo. Basta de idealismos. Nacemos, crecemos, nos procreamos (algunos) y morimos. Entre el nacimiento y la muerte está la vida. Vida que está signada por un fin, aunque no lo pensemos, en algún momento llega, y esto no es triste, ni deprimente, es lo opuesto, es fuerza, es inmediatez, es fulgor en el renacer de cada día, cada minuto, cada segundo. ¡Estamos vivos! Y esa vida nos confiere el derecho a existir. Pero para existir tenemos que tomar el control, ser activos, ser responsables, estar despiertos frene a las cosas, frente a nuestra cotidianeidad. La vida no es color de rosas dicen algunos melancólicos y les digo ¡Es verdad! La vida es movimiento, es deseo, es odio, amor, guerra, sexo, peleas, celos, diversión, santidad, inconmensurabilidad, es el otro, soy yo, somos nosotros en este momento, con nuestra historia personal que nos decimos te amo y estamos dispuestos a estar juntos y hacer historia vivida a cada segundo. Basta de idealismos, basta de querer un mundo perfecto que solamente sirve para no dejar salir la acción posible pensando la ideal, basta de salir a la calle pensando que todos nos van a sonreír, basta de andar por ahí pensando que ningún hijo de puta nos va a complicar la vida, basta de mirar para afuera buscando un orden que no existe, somos animales, queremos, deseamos, nos movemos y nos equivocamos y volvemos a empezar, cada día, cada segundo, cada suspiro de nosotros vive, siente, piensa, ríe y llora. No tenemos ideales, porque la perfección no existe. No tenemos ideales, pero tenemos algo mejor, estamos vivos y no nos van a poder matar, porque existimos, y nuestra existencia, tu existencia vale.
"Apenas nacemos somos tan viejos como para morir, pero, justamente por esto, nunca somos tan grandes como para no tener un porvenir abierto." M. Heidegger